ALTOS HORNOS (1)


En el cielo blanco de siesta
los Altos Hornos suben leales,
cebrean y trepan al cielo,
los hornos esbeltos y fieles
suben, llegan y parecen
quietos árboles sin viento.

En sus cuellos oscuros sube
cuanto es ardiente y es amante,
cuanto estaba triste y vencido
y fue llamado a elevarse
cantando el himno del fuego
dorado, rojo y crepitante
y el Santo Fuego caído
de los cielos vuelve a acordarse.
Sube la greda de los caminos
en cuellos rojos y granates
y arde, y habla y señorea
igual que antes, igual que antes.

En flecha y flecha de deseo,
se van volando los metales.
Asciende en hálito ganoso
el resuello de los herreros,
y la Tierra trascordada
se acuerda y sube a los cielos.

De día y de noche arden
sin fatiga y sin sosiego.
Trepa el cobre franciscano,
sube con salto de ciervo,
y el hierro saya plebeya
sube en azulado acero.


Notas

(1) Gabriela dio su aprobación al texto.