LA GRUTA (1)


De tanto andar llegué a la gruta
y entré por el hueco de piedra.

Si me buscan no me hallan
será mejor que no vengan.
He vivido tantos soles,
tantas lomas y praderas
que me cansé de tener brazos
y tener nombre en esta tierra.

Buena está la gruta del cuento
tan dura y blanda que era ella,
lavada de olas tardías
y, lamida, gusto a salmuera
y hace silencio y hace noche
cuando baja la marea.

No quiero salir, no quiero irme
y perder esta ceguera.
*En la luz en donde se ve
madre viva y madre muerta
a mis amigos oigo que gritan (2)
...

Pasen ahora por la gruta
y en recovecos me rastrean.
Yo no contesto, yo no me muevo
y sosiego cuando se alejan.

La gruta llena de resaca
de día y de noche es buena.
En una costa que nunca vi
vine a encontrar madre de piedra. (3)

Nada habla pero se mueven
unas esponjas y unas estrellas
y no se acaba nunca la gruta
que me contaron como pequeña.
Madre gruta que con helechos
juegas, cantas y entregas,
déjame oírte harpa mujer
y escóndeme de ella.
Bueno es todo lo que no mata,
buena es la vaina de la piedra
y ahora es bueno lo que me ciega,
lo que es vivido como mi pena.

Y en la garganta de la roca
caben las cosas que me quedan,
cabe mi pecho con memoria
y la sangre mía y de ella
y la locura con que la veo
cuando la santa noche llega.

Y las palabras se me vienen:
¡Madre mía, blanca cordera!
En lo ciego qué bien la veo;
vienes del mar, blanda se allega (4)

Llegas como las olas
medio alta, medio deshecha:
-Hijita mía- llega y me abraza
y como madre me aprieta.

 

Notas

(1) Existe una primera versión de este poema, casi idéntica, pero menos extensa. En virtud de lo anterior, se ha optado por la presente.

(2) Estrofa fragmentaria.

(3) "vine a encontrar madre de piedra", "viene a encontrar madre gruta".

(4) "vienes del mar, blanda se allega", "vienes del mar, viene se allega."