MAR
CARIBE
A
E. Ribera Chevremont.
Isla de Puerto
Rico,
isla de palmas,
apenas cuerpo, apenas,
como la Santa,
apenas posadura
sobre las aguas;
del millar de palmeras
como más alta,
y en las dos mil colinas
como llamada.
La
que como María
funde al nombrarla
y que, como paloma,
vuela nombrada.
Isla
en amaneceres
de mí gozada,
sin cuerpo acongojado,
trémula de alma;
de sus constelaciones
amamantada,
en la siesta de fuego
punzada de hablas,
y otra vez en el alba,
adoncellada.
Isla
en caña y cafés
apasionada;
tan dulce de decir
como una infancia;
bendita de cantar
como un ¡hosanna!
sirena sin canción
sobre las aguas,
ofendida de mar
en marejada:
¡Cordelia de las olas,
Cordelia amarga!
Seas
salvada como
la corza blanca
y como el llama nuevo
del Pachacámac(1),
y como el huevo de oro
de la nidada,
y como la Ifigenia,
viva en la llama.
Te
salven los Arcángeles
de nuestra raza:
Miguel castigador,
Rafael que marcha,
y Gabriel que conduce
la hora colmada.
Antes
que en mí se acaben
marcha y mirada;
antes de que mi carne
sea una fábula
y antes que mis rodillas
vuelen en ráfagas...
Día
de la liberación de Filipinas.
Nota
(1)
Dios máximo de los quechuas.
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