CANCIÓN DE VIRGO

Un niño tuve al pecho
como una codorniz.
Me adormecí una noche;
no supe más de mí.
Resbaló de mi brazo;
rodó, lo perdí.

Era el niño de Virgo
y del cielo feliz.
Ahora será el hijo
de Luz o Abigail.

Tenía siete cielos;
ahora sólo un país.
Servía al Dios eterno,
ahora a un Kadí.

Sed y hambres no sabía
su boca de jazmín;
ni sabía su muerte.
¡Ahora sí, ahora sí!

Lo busco caminando
del Cenit al Nadir,
y no duermo, y me pesa
la noche en que dormí.

Me dieron a los Gémines;
yo no los recibí.
Pregunto, y ando, y peno
por ver mi hijo venir.

¡Ay, vuelva, suba y llegue
derechamente aquí,
o me arrojo del cielo
y lo recobro al fin!